Nuestra historia

La historia de Bodegas Tagonius (del latín, Tajuña) se remonta a mediados del siglo XIX, pero hay constancia de que en estas tierras, próximas a la vega del río Tajuña, se cosechaba vino desde la época romana. El nombre de nuestra bodega hace un guiño especial a los primeros vinos que se cosecharon en todo el sureste de Madrid.

Construida en el año 2000 sobre la antigua bodega de Justo del Pozo Olmeda, Bodegas Tagonius fue fundada en el año 1860.

Se encuentra situada en el sureste de Madrid, concretamente en el Valle de Perales de Tajuña, en la pedanía de Tielmes. El río Tajuña denominado en latín Tagonius, es el que da nombre a nuestra bodega, río el cual baña a nuestros viñedos.

Nuestra historia se remonta hasta mediados del s.XIX época en la que las tierras del valle se caracterizaban por ser la cuna de los grandes vinos que se consumían en la corte real.

El vínculo de Madrid con la industria vinícola se remonta al siglo XIII, pero no será hasta el siglo XV cuando los vinos madrileños comiencen a tener cierto prestigio, sobre todo los cosechados en las zonas de Getafe, Pinto, Parla y Fuencarral, donde se producían los vinos más valiosos. En la época de Felipe IV los vinos más prestigiosos eran los “vinos preciosos” de San Martín, los de Cadalso y Pelayos.

A comienzos del siglo XX ya podíamos encontrar más de 60.000 hectáreas de viñedos en tierras de Madrid, pero la producción de vino se vio especialmente afectada por una plaga de filoxera. Su recuperación no se produciría hasta los años cincuenta, año en el que surgen las primeras cooperativas. Sin embargo, al mismo tiempo, los polígonos industriales y la conversión de los pueblos en ciudades-dormitorio acabaron con los viñedos de las zonas de Valdemoro, Pinto, Getafe, Móstoles, Torrejón, Alcobendas o Alcalá de Henares.

A partir de aquí, los vinos de Madrid pasan al anonimato. Se presenta la necesidad de renovar el sector e invertir para rejuvenecer los viñedos, recuperar las variedades de uva y actualizar los criterios de elaboración. No será hasta la creación del reconocimiento de la Denominación Específica Vinos de Madrid en los años ochenta cuando se produzca un verdadero impulso de la industria vinícola en Madrid. 

Fuimos pioneros en plantar variedades foráneas como son la cabernet sauvignon, syrah y la merlot.